Adeptos

jueves, 24 de febrero de 2011

Mientras se desgasta el alma

¡que bello sonido resuena
de aquella cándida madera!

Toca el muchacho las cuerdas
en plena avenida ya repleta

En tanto, nadie mira, nadie espera
las notas que salen desenvueltas.

Nadie a verlo tocar se queda,
mientras poco a poco envejece en pena

Nadie a su lado se sienta,
mientras poco a poco envejecen las cuerdas

Nadie siquiera lo recuerda...

¿Recordarán tal vez sus notas?
¿O se pierden ellas entre las gotas
de una lluvia que cae incesante
y toma al muchacho con sus cuerdas?

¿Sabrán de ellas una vez rotas?
¿Se darán cuenta que las notas
no volverán entre el gentío aterrante,
aquel que se roba vidas y horas?

Tal vez simplemente les toca
ver pasar la onda que resuena

Sin llegar a ellas, tan sordas,
que pierden siempre cada nota
cada segundo, cada hora,
mientras se pierden en la masa

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