Ya crucé el umbral,
nuevamente,
Y comienzo a
tropezar en dicha vertiente:
Los nuevos dedos que
sostienen otras gentes
Me confunden y
siembran temores (ya existentes).
¡Ay, hermoso dolor!
¡Duelen esos latidos
que pisan,
Pisan fuerte y duelen menos!
Pisan fuerte y duelen menos!
Y dejan de pisar y
duelen más;
Duele que te dejen
de pisar,
Inclusive si te
dejan de mirar.
Hermosos pies que
tropiezan con los míos,
Tal vez me escuchan
y me sienten, sin ese frío
Que uno siente
cuando el tacto llega a olvidar,
Ese abrazo íntimo
que un universo fue a deparar,
Pero se pierde, ¡no
dejes de pisar!
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