Adeptos

viernes, 17 de junio de 2011

Ante la inmensidad


Uno mira al universo, luego la tierra; uno se replantea cosas. ¿Seremos tan significantes como creemos? ¿Nuestros conflictos, batallas, políticas, serán tan importantes como nosotros solemos pensar?
Uno mira al universo, luego la tierra; cree que todo entonces es insignificante. ¿Cuál es el quid del asunto? Uno se siente insignificante ya que solo tiene sentido de si mismo. El mundo humano tendió a evolucionar hacia una forma de vida tan individualista que poco le importa a uno que pase a más de treinta kilómetros de distancia si no lo afectase a uno.
Ahora, el planteo: pensemos en un átomo, cualquiera sea. El átomo, ¿qué es solo? Un átomo, un sencillo conjunto de partículas subatómicas que su valor práctico así no es ninguno. ¿Está sólo? No. Ese es el punto.

El átomo, por si solo, es insignificante, no vale nada. Pero el átomo nunca está solo, siempre se acompaña de otros, forma estructuras, moléculas, compuestos. De pronto dos átomos de hidrógeno y uno de oxígeno se unen para formar agua, y si combinamos una gran cantidad de estas moléculas tendremos una gota de agua. Aumentemos la cantidad, tendremos al menos un vaso con el líquido, una botella, un río, un océano. La tierra, un universo en relación a los átomos, no cree que ellos sean insignificantes; en conjunto son algo vital e importante de ese cosmos. ¿Acaso entonces somos seres insignificantes nosotros?
El ser humano es un ser hecho de átomos, moléculas. Y efectivamente no son moléculas solitarias, son conjuntos de ellas, todas en función de crear un solo ser. Una combustión de glucosa para el cuerpo humano por si sola es bastante impráctica, la energía liberada es bastante baja y no llega a ser ni una pequeña explosión. Pero combinando millones y millones de esas pequeñas explosiones, funcionamos nosotros como seres. Deja de ser una reacción insignificante.
¿Por qué somos insignificantes ante el universo nosotros? No lo somos. En conjunto no lo somos. El ser humano es un ser social, un ser que por defecto sobrevive comunicándose con otros seres de su especie. Un ser que si se une en un conjunto forma otro ente, conciente, vivo. Juntos, formamos otro ser vivo, con miles de conciencias, una inteligencia infinita. Dejamos de ser tan insignificantes como un ser en conjunto, asi como los átomos dejan de serlo por su parte para formarnos. ¿Por qué creemos en que realmente nada importa ante la inmensidad del universo? Porque pensamos solo en nosotros mismos, no en ser en conjunto. La evolución social tendió a la destrucción de ese ser, no a la formación del mismo. Realmente, el egoísmo, el dinero, el poder sobre otro, el poder ser mejor a otro, eso es insignificante. Lo es por responder solo a un individuo, no a todos en conjunto. Y si no tomamos conciencia de que no somos intrascendentes, vamos a seguir siéndolo. Si no tomamos en cuenta que como seres egoístas e individualistas como nos fuimos formando nos destruimos a nosotros mismos como ser en conjunto, seremos nuestro propio cáncer, y nos haremos a nosotros mismos, como tememos ante el cosmos, insignificantes.

No hay comentarios: