Tal era la atracción entre ambas que la danza presentada era frenética, desmedida, inexorable. Luego de encontrar la correcta posición se amaron con lujuria y se unieron en un solo ser, otro ser. A su alrededor, una liberación energética infinita, una corriente de calor desmesurada. Y así formaban su nuevo ente, el resultado de tanta atracción, tanta danza, tanto amor.
2 comentarios:
Me siento muy identificada con esto, lo veo siempre pero aun no había hallado las palabras para plasmarlo. Por casualidad sales con una bailarina?
En realidad el que baila soy yo. De todas formas, el minicuento trata de una reacción química :) En si las reacciones químicas tienen su danza particular, como la vida misma
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