Adeptos

lunes, 31 de octubre de 2011

Sin título

Rechinar los harapos de tu soledad.

Resurgir de los trapos de tu humildad.

Limpiando la acera con lágrimas de sal
y vertiendo aquel río que causa el sollozar...

¿Qué vasto mundo te espera ahora?
¿Qué indómita razón te impulsa a seguir?
Aunque el sol se esconda en las noches
sigues esperando que vuelva a surgir.

Arruinada, tu historia vuelva su contenido
en el cemento que tanto anhelaste aquel día...

Aún así, te pueblas de voluntad
y levantas un imperio de tenacidad.

Desistir nunca será un premio, ¿verdad?

1 comentario:

Milena Josipovich dijo...

Excelente, un himno a la esperanza, a la fuerza de voluntad, a la persistencia, a la fe, a la valentía de arrojarse al vacío de la vida, hacia lo desconocido, sin importar lo que pase. A enfrentar esas batallas cotidianas que parece que te derrumban y te hacen creer que todo esta perdido, pero que sin embargo no lo logran y el fuego vuelve a resurgir de las cenizas. Todos somos héroes de una historia, protagonistas de nuestro propio relato, que es nuestra existencia, y sólo depende de nosotros decidir si seguimos apuntando la flecha a las estrellas, mirando más allá del sol o si nos quedamos con la cabeza gacha, mirando la acera, el cemento, mordiendo el polvo.
Excelente himno a la aventura de la vida, a la alegría de vivir y seguir adelante a pesar de las diversidades, de aprender de cada experiencia que se presenta en los fracasos, en los errores, en las derrotas, que te enseñan mucho más que las victorias, para poder fortalecerte para poder alcanzar el conocimiento que lleva finalmente a la verdadera sabiduría. En fin, más allá de mis divagues, me encantó :)